El poder del punto de vista: cómo elegir el narrador transforma la historia
- Rafa Miranda
- 26 mar
- 3 Min. de lectura
na de las decisiones más poderosas —y tal vez más subestimadas— al escribir una historia es quién la cuenta. Elegir el punto de vista no es solo una cuestión técnica: es una declaración emocional, una forma de encuadrar la realidad del mundo narrado. Es como decidir de dónde iluminas una escena: el ángulo desde el cual proyectas la luz revelará unas cosas... y ocultará otras.
¿Quién tiene la voz?
Una misma historia puede cambiar completamente si es contada por diferentes personajes. Una confesión se convierte en acusación, una derrota en triunfo, una traición en acto de amor desesperado… todo depende de quién sostiene el micrófono.
Narrar en primera persona es una apuesta por la cercanía. El lector habita la piel del personaje, siente su respiración, escucha sus pensamientos más crudos. Pero al mismo tiempo, está atrapado en su sesgo. Solo conoce lo que ese personaje conoce, recuerda o se atreve a contar. La subjetividad lo es todo.
La tercera persona, por otro lado, puede ofrecer mayor perspectiva. El narrador puede moverse de una mente a otra, o mantenerse cerca de una sola. Puede mostrarnos lo que el personaje no ve de sí mismo. Pero también puede distanciar emocionalmente, si no se maneja con cuidado.
Y luego están los puntos de vista más arriesgados: el narrador múltiple, el narrador en segunda persona, o incluso el narrador que miente. Cada elección abre una puerta distinta hacia la experiencia del lector.

Narradores que recuerdan, narradores que ocultan
En muchas de mis historias he jugado con narradores que no solo cuentan, sino que también intentan entenderse a sí mismos a través de lo que cuentan. Me interesa ese punto donde narrar es un acto de reconstrucción, de buscar sentido a lo vivido. En esos casos, la voz narradora no es confiable porque no puede serlo: está atrapada entre el deseo de comprender y el miedo a mirar demasiado profundo.
Esto genera una relación muy poderosa con el lector, porque el lector se convierte en intérprete. No le están contando la historia como a un espectador pasivo: lo están invitando a llenar los vacíos, a leer entre líneas, a construir significado.
¿Qué pasa si cambiamos de punto de vista?
Un ejercicio que recomiendo a cualquier escritor es tomar una escena clave y reescribirla desde el punto de vista de otro personaje. ¿Qué cambia? ¿Qué se revela? ¿Qué se oculta?
En mi experiencia, estos ejercicios pueden ser reveladores. Me ha pasado que personajes que eran secundarios, al tener la oportunidad de contar “su versión”, mostraban una profundidad que ni yo mismo había previsto al escribirlos por primera vez. A veces, incluso, he terminado dándoles un rol más importante en la historia.
El lector y el narrador: un pacto silencioso
Todo narrador implica un pacto. Cuando abrimos un libro, confiamos en que esa voz nos llevará a algún lugar. Puede mentirnos, puede hacernos reír o sufrir, pero tiene que tener coherencia con el mundo que está construyendo. Elegir bien el narrador es elegir qué emociones queremos despertar, qué tipo de intimidad queremos generar con quien nos lee.
La próxima vez que empieces a escribir una historia, pregúntate:¿quién necesita contar esto? ¿Por qué ahora? ¿Y por qué así?
Esas preguntas pueden ser el punto de partida de algo mucho más poderoso que una simple elección técnica.
Y tú, lector o escritora, cuéntame: ¿has sentido alguna vez que la voz narradora de un libro te llevó por caminos inesperados? ¿Qué narradores recuerdas con más intensidad?💬 Te leo en los comentarios.📌 Y si aún no lo has hecho, suscríbete para recibir futuras entradas y participar de las conversaciones en mi blog.
Hola Rafa, soy Magali
A la hora de escribir la tercera persona es la voz que más me gusta porque permite adoptar todos los puntos de vista y entremezclar varios planos temporales.
Un autor que me encanta en ese aspecto es Joël Dicker que alterna de forma increíble la voz en primera persona de su personaje principal con un narrador omnisciente, cartas enviadas por personajes secundarios y hasta recortes de prensa.
Un amalgama asombro que funciona de maravilla y te deja enganchado página tras página!